A la att Gobernador de PR, Lic. Alejandro García Padilla y al Secretario de Educación, el Sr. Rafael Román Meléndez
Necesitamos enseñanza sobre la equidad de género en Puerto Rico. La violencia contra las mujeres está en constante ascenso y Puerto Rico necesita ayuda.
El 2014 vio un incremento de 57% de los casos reportados de violación.
El año pasado 16 mujeres fueron asesinadas por sus parejas románticas, 12,071 casos de abuso doméstico fueron reportados (muchos no los reportan); de las 11,971 víctimas que lograron buscar ayuda o acudir a la policía, 9,816 eran mujeres. De los 11,923 agresores reportados, 9,546 eran hombres. Un total de 11,962 órdenes de protección fueron expedidas en el 2014.
Fuente: Policía de Puerto Rico, División de Estadística
Informe Oficial, 15- y 28-enero-2015
Tan reciente como la semana pasada una noticia que detalla la historia horrible de abuso que una mujer puertorriqueña sobrevivió, se hizo viral. Su pareja sentimental la había mantenido en un sótano donde se encontró que la privaba de alimento, golpeaba, obligaba a comer sus propias heces y le había quemado su área genital y otras partes del cuerpo con aceite caliente en numerosas ocasiones. Ella había sido rehén durante dos años antes de finalmente lograr escape.
Necesitamos parar la violencia contra las mujeres. Es un asunto de salud pública y el gobierno tiene que responder seriamente. No sólo por la salud mental de las personas involucradas en la dinámica insidiosa de abuso, pero también por el riesgo que los agresores presentan a las vidas de sus parejas sentimentales u otras víctimas.
Puerto Rico necesita un cambio en su paradigma social. La violencia contra las mujeres empieza desde corta edad. A los niños se les dice que las mujeres son inferiores, incompetentes y débiles. A las niñas se les dice los mismo. Los niños y niñas que internalizan estos mensajes, crecen a ser adultos disfuncionales y posiblemente violentos. Las mujeres desarrollan sexismo interno y codependencia y los hombres terminan viendo a las mujeres como su propiedad, reflejado en la alta incidencia de violencia de género en un país tan pequeño.
Esta re-educación social sería más efectiva si se implementara desde la infancia; puesto que los niños son el futuro de Puerto Rico. La diferencia en educar o no a los niños en perspectiva de género está en condenarlos a convertirse en futuros agresores y víctimas o guiándolos a convertirse en los futuros líderes y catalíticos de cambio.
Los niños deben saber que alguien está velando por ellos, en especial aquellos de alto riesgo que crecieron alrededor de maltrato. Ellos necesitan ver que el gobierno está cuidando de su futuro y les provee las herramientas que necesitan para romper los ciclos de abuso. Ellos necesitan saber que hay igualdad de género, que son iguales y que así se deberían relacionar.
Esto no es sólo un asunto de salud pública. Es un asunto de derechos humanos.
El movimiento para educar a los puertorriqueños sobre la perspectiva de género y equidad de género ha enfrentado vasta oposición. Necesitamos intervenir por la seguridad de nuestros jóvenes, quienes son el futuro de Puerto Rico.